Morila Dalin

[Love is not the word, Only for the Sweet Romance]

Gardenias

Cuando comenzó el día, Felipe sólo quería sentirse vivo una vez más. Lo había intentado todo, desde escuchar música, fumar marihuana e incluso probó en la religión, pero nada podía rellenar ese vacío en su interior.
Lo había perdido todo, por una extraña razón su familia no le hablaba, su esposa no volvía hace mucho a su casa, quizás ya se aburrió de mi – Pensó él – pero no le interesaba mucho. Sólo le preocupaba la relación con su hija, tampoco le hablaba, lo ignoraba completamente.
Salió a caminar para despejar su cabeza, fumó su último cigarrillo y se sentó en la playa. Se puso a ver como una pareja de jóvenes se besaban y algo más, los veía con atención, hace tanto que él no besaba a alguien de esa manera que le daba nostalgia. Se aburrió del panorama propuesto por los amantes y volvió a su casa, pero al llegar a esta la encontró vacía. Tranquilo fue hacia el baño de su habitación y allí encontró un pequeño papel arrugado, lo abrió y leyó:

Felipe, me voy para no volver, me aburrí de esta rutina que me mata día a día y no me deja vivir en paz. Sí, soy egoísta, pero tú me enseñaste que tenía que serlo de vez en cuando. Adiós papá.”

Fue a la cocina, y calentó un poco de agua para hacer un capuchino y acompañarlo de unos cuantos clonazepam. Luego se sentó en el sofá y prendió el televisor. Meditó sobre su situación durante una tarde y al caer la noche sonó el timbre. Era su mujer.
-¿Estás bien?

-¿Qué es estar bien?

-No sé, pero creo que tú no lo estás.

-Puede ser, Dominga se fue de la casa, ¿te llamó?

-No, no lo hizo... ¿Sabes? Creo que ya nunca será lo mismo lo nuestro.

-Estaba pensando lo mismo, ¿quieres terminar?

-A eso vine. Toma, es mi nueva dirección, por si vuelve Dominga. Adiós.

Llorando pasó 3 días sin saber porqué lo hacía, pero se le ocurrió algo. Salió a la calle, parecía no tener dirección alguna, llegó a una calle oscura, de los bordes de las pocas casas que habían colgaba el musgo como una toga de sacerdote y el suelo estaba, extrañamente, limpio.
Metió la mano a su bolsillo para buscar sus cigarrillos, cuando recordó que no tenía desde hace tres días y fue a comprar a un cuchitril de la zona. Al pagar los cigarros, encontró en su billetera el papel que anotaba la dirección de su esposa y lo miró por primera vez.

“Las Gardenias # 1412”

Prendió un cigarrillo y volvió a caminar, pero al llegar a una esquina vio que la calle en la que estaba era la que indicaba el papel, extrañado por la coincidencia acaecida, se puso a buscar por mera curiosidad la casa de su mujer.
Después de media hora de caminata por la calle, llego a la altura del 1400, pero sólo veía una cuadra vacía, con un charco en el centro de ésta y una persona en la esquina siguiente.
Esta persona se le acercó y le preguntó: - ¿Es usted Felipe Alcázar?-, a lo que asintió con un movimiento de cabeza, en ese instante el individuo le entregó un sobre amarillento, y se despidió.
Felipe abrió el sobre y leyó:

“Amado Felipe, si lees esto, es porque tenía razón, existe algo más. Quizás hayan pasado unos días, quizás unos años, lo cierto es que ya no estoy y no lo estaré más. Perdóname, me enseñaste a ser egoísta de vez en cuando, ahora pensé en mí. No me busques, no encontrarás jamás mi cuerpo. Rehaz tu vida y sé feliz.
Tuya, Victoria.”

Helado levantó la vista, pero el tipo ya no estaba, sólo lo acompañaba el viento, los recuerdos y una pena inconmensurable.

Salvation


I don´t wanna die, es verdad, pero de pronto si, por ser tan cobarde, por no poder decir las cosas cuando tengo la oportunidad, por actuar como un pendejo por caer bien a todo el mundo, soy tan predecible.

Me hubiese gustado pasar mas tiempo pensando en lo tonto que soy, pero no tengo tiempo, tengo 2 semanas para poder actuar. Focus!

Si, soy mayor, pero soy mas pendejo. Te doy una mala impresión no?

Como diría Felipe : "Vamos a Starbucks?"